Estar en situación de desempleo en épocas de bajas tasas de desocupación, provocaba un estado de ansiedad e inquietud que podía durar entre 15 días y 3 meses, según la rapidez con que el demandante de empleo se moviera y sus exigencias a la hora de “elegir” el puesto, si que se adecuaba a su perfil y pretensiones económicas.
Hoy en día, saliendo de una cuarentena que sumió a la economía mundial en una crisis sin precedentes, y volviendo a un mundo laboral nuevo, la situación es totalmente distinta. Muchos empleos no tendrán las características que tenían antes. La incertidumbre y el desempleo potencian los problemas psicológicos tales como:

-La pérdida de la organización del tiempo ya que el trabajo organiza nuestro tiempo cotidiano. El tiempo organizado es la base para poder generar hábitos y rutinas. -La perdida de un espacio donde se comparten experiencias de vida, fuera del contexto familiar, que permite desarrollar y enriquecer la mirada personal en diferentes situaciones vitales.
-La pérdida de un estatus social, dado que la persona excluida de ciertas actividades a las que pueden acceder económicamente activas.
-La dificultad o imposibilidad de construir y llevar a cabo proyectos que le permitan desarrollarse económica, social, cultural y profesionalmente.
La persona que vive bajo estas circunstancias por un período más prolongado de que anteriormente estaba “social y personalmente tolerable”, comienzan a presentar una serie de síntomas a nivel psicológicos entre los cuales encontramos:

  • El no ser seleccionado, el golpear puertas que no se abren, provoca una pérdida de la autoestima, en parte consecuencia de sentirse en situación de exclusión, de “no admitido” a nivel social. Esta perdida de autoestima se puede manifestar en un aumento de la agresividad (sobre todo en los adolescentes) y puede llevar también a un estado de depresión, facilitado por la pasividad.
  • La pérdida de la autoestima alimenta sentimientos de vergüenza de si mismo ante amigos y familiares y culpabilidad por la situación que están viviendo.
  • También la ansiedad provocada por esta inestabilidad, tanto externa como interna, pasa su factura al organismo que manifiesta estos sentimientos en forma trastornos fisiológicos de diversa índole: dolor de cabeza, insomnio, problemas digestivos, dermatológicos, etc.
  • A pesar que la situación es difícil, existen ciertas estrategias que pueden ayudarnos a atravesar esta situación de una forma más llevadera:
    – contar con el apoyo de la familia como sostén no solo económico sino emocional, que puedan reforzar su autoestima.
    – Trabajar internamente la motivación para no caer en la pasividad que es el comienzo de un espiral descendente.
    – Potenciar las habilidades de búsqueda activa de empleo y reformulación de su perfil profesional.
    – Reorganizar el tiempo libre de manera que se transforme en un tiempo enriquecedor.
    – Si sientes que la situación de paro está trayéndote algunos de estos síntomas, una orientación psicológico no conseguirá trabajo por ti, pero puede ayudarte a vivir este período como un tiempo de fortalecimiento interno que influirá sin lugar a dudas en encontrar la salida.

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